Hablar del Opus Dei

Gareth Gore, autor del libro Opus, es un periodista financiero británico del cual desconocemos la fecha de nacimiento o el lugar de residencia, posiblemente en los Estados Unidos. Explica que había escrito artículos sobre la quiebra de entidades bancarias a partir de 2008, pero que cuando llegó al caso del Banco Popular Español, en 2017, comprendió que tenía que investigar sobre la vida del que había sido su presidente, Luis Valls Taberner (1926-2006) y sobre el Opus Dei, institución catolica a la que aquel había pertenecido (pág.10). Añade que dedicó cinco años a esa investigación (pág.372).

El autor explica que, cuando comenzó el trabajo no sabía casi nada sobre la Iglesia católica ni sobre el Opus Dei (pág.14), pero que recibió todo tipo de facilidades por parte de la Prelatura para escribir sobre Valls Taberner, lo que acabaría siendo un libro sobre el Opus Dei. En los "Agradecimientos" del libro, el autor reconoce las facilidades recibidas y espera que se le considere un periodista imparcial (pág.369). Vano deseo cuando se ha utilizado el engaño desde el principio, como lamenta la Prelatura en una nota de su página web.

Aparte de la investigación que haya podido realizar Gore sobre el Banco Popular, encontramos en el libro testimonios anónimos de antiguos miembros de la Obra y citas de los libros -estos no anónimos- de los que se consideraron en su día perjudicados por ella.

De la docena de biografías que existen sobre san Josemaría Escrivá el autor solo ha utilizado la que escribió Valentín Vázquez de Prada, así como la Historia del Opus Dei, de González Gullón y John F. Coverdale. Las citas no están entrecomilladas por lo que podemos dudar de su exactitud, ya que siempre están interpretadas del modo más desfavorable para Escrivá y frecuentemente consisten en juicios de intención. El autor habla sistemáticamente del Opus Dei como un movimiento (todavía nadie ha definido lo que sea un movimiento en el ámbito católico) y, en el colmo del despiste, también habla de una Orden. Sólo un par de veces en todo el libro utiliza los términos apropiados de Prelatura y Prelado.

Cuando el lector lleva veinte páginas y ha encontrado más de diez errores, siente un gran cansancio y se pregunta si no habran sido introducidos a propósito para generar polémica. Por ejemplo, el autor afirma que Escrivá falleció a media noche y que se despertó a las auxiliares para que pidieran por él (pág.141); aparentemente apoya su afirmación en la carta que escribió don Álvaro del Portillo el 29 de junio de 1975 a los fieles de la Obra para relatar los últimos momentos y las exequias del fundador (pág.402, nota 109). Pues bien, sabemos que el fallecimiento se produjo a medio día y no a media noche, por lo que no hubo que despertar a nadie. Así se publicó en la prensa y consta en el documento citado. La pregunta es por qué un error tan extraño y por qué el autor cita un documento que no ha leído.

Hay equivocaciones que son de traducción, por ejemplo en italiano palazzo significa edificio grande, no un palacio en el sentido castellano del término; a partir de ese error el autor deduce que el fundador de la Obra llevaba en Villa Tevere una vida opulenta (pág.23), propiamente palaciega (pág.91). De la misma forma, en francés château no significa necesariamente castillo, sino una vivienda señorial en el campo; desconociéndolo, el autor afirma que el centro de convivencias Couvrelles, a doscientos kilómetros de París, es un castillo restaurado por los miembros de la Obra. No deseo extenderme acerca de los errores que se encuentran en el libro, pero menciono otro por lo que tiene de risible. En un momento dado, Gore explica que en una fotografía de los años cuarenta Escrivá aparece con  unos zapatos con hebillas doradas (pág.92), pero resulta que en los años cuarenta las fotografías eran en blanco y negro; por consiguiente, ¿de dónde saca el autor que las supuestas hebillas eran supuestamente doradas? De ningún sitio, simplemente lo improvisa, lo inventa.

No quiero continuar. La tesis del autor es la de que el Banco Popular fue expoliado por el Opus Dei hasta arruinarlo: un cajero automático para sus labores apostólicas (pág.11 y otras). Como mínimo, en el Banco de España deben constar los antecedentes de la quiebra del Banco que tuvo lugar en 2017, y que desde 2004 no presidía Valls ni nadie del Opus Dei. La ruina se produjo presidiéndolo otra persona, en medio de una crisis financiera e inmobiliaria, y el autor añade -yo no lo recordaba- que se produjo un pánico entre los depositantes, que retiraron sus ahorros y acabaron con la entidad (pág.317).

Habría mucho más que decir de este libro, pero no tengo espacio ni ganas. No explica Gore cómo si el Opus Dei es tan malo -tiene cosas que mejorar como todas las instituciones humanas-, haya podido triplicar el numero de miembros desde el fallecimiento de Escrivá, ni por qué los Obispos han acudido en tantas ocasiones a la Prelatura para mantener la presencia católica en distintos lugares. La realidad es que Dios saca bienes de los males, en tanto que el diablo se esfuerza porque se escriban falsedades en detrimento de la Iglesia de Jesucristo y del Opus Dei, que no es más que una parte de ella a su servicio, con todas las limitaciones humanas que podamos pensar. Nada es perfecto, ni siquiera el Opus Dei.

Una lectura prolija, inexacta y deprimente.

Juan Ignacio Encabo Balbín