El título latino de este breve ensayo colectivo coordinado por Ricardo Calleja trae a colación la pregunta planteada hace ya unos años acerca de dónde están los intelectuales cristianos, qué están aportando a la sociedad española actual y si realmente intervienen en los debates públicos, si publican obras importantes de calado, si aportan ideas novedosas.

Para responder esas preguntas Ricardo Calleja profesor del IESE y director del Colegio Mayor Moncloa, ha convocado a un buen grupo de amigos, colegas, “influencers”, poetas, filósofos, teólogos, antropólogos y pensadores. Muchas veces solos, otras en forma de mesas redonda. E incluso ha convocado al autor del artículo “del mundo” Diego Garrocho profesor de la Universidad Autónoma de Madrid que dio comienzo a la pregunta o conjunto de preguntas. Que acabamos de perfilar

Lo más interesante del libro es ver cómo se responde hoy a una pregunta ya clásica en la Segunda República cuando Ortega y, en general, los intelectuales anticlericales de la época y los miembros de la Institución Libre de enseñanza lanzaron la misma cuestión.

Ortega distinguió entre ideas y creencias y adelantó lo que sería el siglo XX en España: una confluencia de creencias, habitualmente cristianas, con ideas de fondo que la mayoría de las veces lo eran y otras muchas no lo eran.

Este libro plantea si realmente queremos y necesitamos intelectuales cristianos o sencillamente lo que necesitamos son hombres y mujeres sabios, que establezcan cátedra, es decir, maestros (73) que formen muchos y variados discípulos y que en esa noble lid de las ideas y de los puntos de vista, se establezcan opiniones fundadas y gracias a ellas lleguemos a ideas fundantes que nos saquen del atolladero en el que parecemos estar.

Tengo que reconocer que hay que he establecido una comparación con el siglo XVI en el que Francisco de Vitoria planteó en Salamanca un humanismo que rectificó el decadente humanismo renacentista y planteó un sistema de valores y de argumentos sobre la dignidad de la persona humana y estableció una marco teológico, jurídico y económico que produjo el primer mundo globalizado de la historia.

La lectura de este trabajo apunta algunas ideas, argumentos y actitudes, pero no se diseña un nuevo humanismo que ofrecer a la decadente cultura del bienestar que ha tocado a su fin (87). Hay algunos maestros que hablan en estas páginas, pero hacen falta más, hasta formar masa crítica y hacen falta más ensayos, películas, novelas, series, poseía, artistas y muchos artículos y libros que difundan esas ideas novedosas que arrastren y convenzan, que muevan. En definitiva, hemos de seguir trabajando en la formación de la juventud y esperar pacientemente a que la búsqueda de la verdad produzca frutos (53). La clave es mirar desde los ojos de Jesucristo (95).

José Carlos Martín de la Hoz

Ricardo Calleja (ed), Ubi sunt? Intelectuales cristianos: ¡Donde están? ¿Qué aportan? ¿Cómo intervienen?, ediciones cristiandad, Madrid 2024, 320 pp.