El ensayista Juan Arnau (Valencia 1968) ha redactado una obra de divulgación para introducir a los lectores en un nuevo modo de expresar el lenguaje de la meditación trascendental, del zen y en general del mundo de budismo y de la filosofía oriental.
El fondo de su aportación estriba en un intento de establecer una nueva filosofía del conocimiento y de la relación humana integral: entendimiento, voluntad, afectos y sentimientos, pero dividido en dos planos: el yo dentro del cuerpo y el yo fuera del cuerpo, es decir en el desdoble de personalidad o desdoble del ser como se desee denominar (16).
Naturalmente, esta arriesgada oferta antropológica al ser contraria con la filosofía aristotélica se convierte en un constructo a mitad de camino entre la antropología occidental y la filosofía oriental. Lógicamente, el autor debe conformarse con exponer una “Propuesta para una cultura mental”, puesto que su teoría choca con la lógica occidental tal y como se trasmite de padres a hijos y en la que estamos acostumbrados a razonar. Tampoco se sostiene con las reglas del corazón establecidas por Pascal en sus pensamientos, puesto que para Juan Arnau no existe un Dios personal con el que el hombre entre en diálogo en su oración y meditación.
En definitiva, Pablo D’Ors en su famoso libro de la oración había logrado extraer de la filosofía oriental todo lo que podía recoger y presentar un camino que llevaba al recogimiento interior y que dejaba abierto para que Dios pudiera atraer al alma e invitarla al dialogo de amor que es ya la oración cristiana que lleva a esas aguas que sacian y “saltan hasta la vida eterna”. Como afirmaba Jesús: “mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte hasta la vida eterna” (Io 4, 14).
De acuerdo con esto el profesor Arnau dirige su meditación soleada, serenamente hacia el nirvana, la quietud de los sentidos internos y externos, el abandono en manos del destino y el dominio de pasiones e inquietudes. Un perfecto sistema racional para relajarse. Pero nada más. Este camino termina en el vacío. Por el contrario, Pablo D’Ors lo que hace es invitar al conocimiento y el amor de Dios, de acuerdo con aquello del Evangelio: “Nadie viene a mí si el Padre no le atrae” (Io 6,40).
El libro de Juan Arnau plantea una filosofía al margen de la filosofía o en un sistema filosófico nuevo, más cercano al psicologismo que incurre en el ateísmo o en la ausencia de un Dios personal frente a un pensamiento sobre Dios del panteísmo de Spinoza o el de Hegel, es decir confundir a Dios con la naturaleza (145).
Queda otro planteamiento: la revelación cristiana y la experiencia de la oración personal de veinte siglos de muchos millones de santos que han probado el cristianismo como don de Dios en el que se conceden la fe, la esperanza y el amor.
José Carlos Martín de la Hoz
Juan Arnau, La meditación soleada. Propuestas para una cultura mental, Galaxia Gutenberg, Barcelona 2024, 183 pp.