Es la historia de un amor que apenas se insinúa, una oportunidad que no llega a término y que tiñe delicadamente la atmósfera del libro entero, entre la bella Otama, de blanquísimo rostro—hija de un comerciante empobrecido que se ve obligada a ser la amante de un ser repulsivo para mantener a su anciano padre—, y Okada, un apuesto estudiante que la entrevé en sus paseos diarios. Los dos jóvenes viven el brevísimo encuentro de sus miradas, y sólo cuando una imprudente celestina revela a Otama el nombre del joven, ésta se da cuenta de las proporciones que en su interior ha ido adquiriendo.