Sylvie se despierta una noche, de repente, sin saber por qué y ve el espectáculo más impresionante de su vida: un par de alas, de enorme tamaño, hechas de las más suaves plumas blancas que nadie pueda imaginarse. Un ángel en su habitación, un ángel de nieve. Él le explica que ha venido para cuidarla, porque Sylvie no está tan sana como aparenta...