Corre el año 1941. Planicio es huérfano de madre y vive en San Sebastián con Patxi, su padre. Tiene trece años y no estudia. Pasa mucha hambre, porque el padre se las arregla mal para ganarse la vida.
Patxi ha conocido a don Román; un antiguo Delegado de Hacienda aun joven, pero aquejado de una parálisis progresiva. Don Román toma un gran cariño a padre e hijo a pesar de las trastadas del primero.