El dolor, que la mayor parte de las veces carece de justificación, posee sin embargo una historia. Los gestos de las vírgenes mártires, las burlas que acompañaron las desventuras de don Quijote, las penitencias que tuvieron lugar, a escondidas, en el interior de los conventos, las pequeñas comedias del masoquismo sexual, el teatro anatómico del Mundo Moderno, las muecas de los pacientes anestesiados, los dolores conscientes del trastorno nervioso o los inconscientes de la enfermedad mental, se dan cita en este libro.