Cuando Jorge Mario Bergoglio se convierte en el papa Francisco en 2013, el legado eclesial al que se enfrenta no es solo el de los escándalos del clero y la corrupción de la moral. También es un legado ideológico consolidado en el mundo católico tras la caída del comunismo. Se trata del modelo «americano», fundado en la unión entre las batallas éticas contra la secularización (cultural wars) y la identificación del catolicismo con el espíritu americano y el capitalismo.