No cabe duda de que la Sagrada Escritura ha influido y sigue haciéndolo en muchas realidades humanas, no solo en las que más directamente tienen que ver con la fe, como la teología o la liturgia. En ocasiones, esta influencia se ha limitado a acudir a la Biblia como fuente de imágenes, motivos, personajes o relatos. Pero donde estos libros han mostrado toda su fuerza ha sido en su mensaje específico, el de la fe que testimonian: un mensaje que ilumina y afirma también algo sobre el mundo material, especialmente sobre el hombre.