El lector tiene entre sus manos una Aggadah, una parábola, con todo su simbolismo y carga metafórica, que cuenta la historia de un pequeño pueblo embrujado sobre el cual ha recaído una extraña maldición: la desaparición de todos los animales... De noche, en el pueblo, un raro e imposible silencio habita la oscuridad. También de día la ausencia total de animales deja su huella: ni un perro, ni un gato, ni siquiera una mosca o un grillo. Algo debe de haber sucedido: los niños preguntan y algunos adultos se enfadan.