El autor cuenta la vida de su tío abuelo materno y la de su mujer, una judía alemana a la que conoció cuando fue a Berlín a estudiar odontología y se alojó en la habitación que, tras la muerte de su padre, su madre alquilaba para equilibrar el presupuesto familiar. Tras largos años de amistad, después de que él huyera a Londres de la persecución nazi y ella perdiera una mano en la guerra, se reencontraron en la capital inglesa, donde se casaron y vivieron hasta su muerte.