El deterioro del vínculo matrimonial produce una profunda conmoción en aquellas personas que lo asumieron de buena fe. Contrajeron matrimonio enamorados y pensando que ese amor iba a ser para toda la vida y ahora les parece estar conviviendo con un enemigo y presienten que el fin del matrimonio se acerca. Las dificultades en la convivencia pueden provocar neurosis, depresiones y otras alteraciones del carácter. Algunas de esas parejas acuden a un psiquiatra o psicólogo que les pueda ayudar.