En 1947 el etnólogo noruego Thor Heyerdahl había llegado a la conclusión de que, quinientos años antes de Cristo, una raza de hombres blancos había vivido en Perú, cerca del lago Titicaca, donde dejaron su impronta en forma de estatuas gigantescas. Derrotados por hombres de una raza pre-incaica, de piel oscura, Kon Tiki y sus compañeros se echaron al mar hasta llegar a las islas polinesias que colonizaron. También allí se representaron a sí mismos con estatuas gigantescas, de las cuales las más famosas son los "moais" de la isla de Pascua.