Con apenas 30 años y un puñado de versos editados, escribía Pedro Sevilla: "Mi gratitud hacia Julio Mariscal Montes, de quien aprendí que la literatura es un camino alternativo para eludir el angustioso túnel de la vida." Entre esas palabras y estas otras: "Sólo podemos ser, Don Julio, usted lo sabe,/ auténticos delante de unos folios", median doce años y tres poemarios: Septiembre negro (1992), La luz con el tiempo dentro (1995) y Tierra leve (2002),