Vivimos en la estela de las aspiraciones fusionales de mayo del 68. Rechazo de la función del padre, el padre despedido y la madre en solitario, la insuficiencia de la relación educativa, porque ya no hay niño, interioridad en crisis y sus consecuencias, el sexo fragmentado y el ofreciemiento de elementos para pensar las cuestiones sexuales, los retos de la homosexualidad, las raices de la violencia con sus aspectos psicológicos, la inseguridad, el estrés y el odio.