Con frecuencia, los grandes misioneros, y Ángel Herrera Oria lo fue en lo social, y no sólo en lo social, prefieren mantener sus experiencias interiores en el silencio. Por eso, para recuperar la biografía completa de estos hombres y retratar, sí, al hombre exterior, el de la acción, pero atender también, y principalmente, al hombre interior del que brota esa acción evangelizadora, es preciso proceder a una investigación delicada y perseverante y, así, encontrar datos en esa línea de conjunción estrecha entre la acción y la contemplación.