Publicado con ocasión del quinto centenario de la muerte de Antonio de Lebrija, este iluminador ensayo de Juan Gil recompone la vida y obra del humanista sevillano, limpiando su alta figura de los malentendidos e inexactitudes con los que la posteridad ha desvirtuado su perfil verdadero. Empezando por la deformación del nombre de su ciudad natal, el halo mítico que envolvió al nebrisense causó estragos que afectaron tanto a la recepción de su obra como a la magnitud de sus indudables logros, a los que se sumaron otros espurios.