Cuando Gregorio Marañón vivió en París, entre 1936 y 1942, proyectó publicar una historia de las emigraciones políticas españolas. Al estudiar las causas que originaron el destierro de Antonio Pérez, secretario de Felipe II entre 1567 y 1579, quedó tan prendado de las evocaciones y misterios que rodeaban a su figura, que lo que en un principio era un capítulo terminó convirtiéndose en este voluminoso libro.