Los Ars moriendi o «manuales de la buena muerte», compendios de la tradición cristiana surgidos a principios del siglo XV, fomentaban en el moribundo una actitud valiente, pacífica y positiva ante el instante de la agonía, por lo común enfrentado con dosis similares de miedo e incomprensión. Así, con la ayuda de los ángeles y los santos, invocados por las oraciones de sus acompañantes, aquel debía hacer frente a las tentaciones de los demonios a fin de salvar su alma en los momentos de debilidad.