Se trata de una narración intimista que tiene mucho de autobiográfica y otro tanto sobre las costumbres victorianas de las señoritas burguesas. El relato sirve a Christina Rossetti para expresar sus tensiones interiores - entonces aún con colores y sombras de adolescencia - entre sus arrebatadas ideas religiosas de la alta iglesia anglicana, la creación artística y las relaciones con el mundo exterior y los demás.