«En el mes de octubre de 1969 llegué sin pena ni gloria a Courlaoux». El sacerdote parisino Jean ha sido destinado a la Francia rural. Como narrador y testigo, Jean cuenta la historia de dos personas excepcionales: Charlotte, «la loca del pueblo», una mujer de fe cuya relación con la muerte es cercana y ritual, y Jan, un músico holandés, quien huye del dolor de un amor perdido y quiere componer su gran obra.