En las próximas décadas, el mundo entero sufrirá cambios drásticos en una segunda revolución política, social y económica, comparable con la Revolución industrial de los siglos XIX y XX, solo que mucho más extensa, más profunda y, sobre todo, más rápida. Ello es consecuencia de cambios demográficos y tecnológicos de alcance histórico-universal, con el ascenso de China, India y otras grandes potencias emergentes.