En un mundo utilitarista, las actividades gratuitas, el descanso, el tiempo dedicado a la cultura o a la meditación aparecen como una ofensa al rendimiento y a la eficacia. Tenemos que aprender a descansar. Redescubrir el sentido último del reposo, no como una simple experiencia o sensación, sino como el fruto de un saber o de un arte. Un reto de nuestro tiempo es, por tanto, tomarse el tiempo de vivir, para estar más presente en las cosas y en las personas, para amar, para construir. Los frutos serán la calma, la serenidad, la admiración (del texto).