Tras el fin de la guerra civil española (1936-1939), el general Franco instauró un régimen autoritario y personalista que gobernó España desde una óptica no sólo militar, sino de administración colonial. Tras un largo período de autarquía, el boom económico mundial propició el retorno de España a las vías de normalidad europeas. Desaparecido el régimen con la muerte del dictador, la sociedad española tuvo que afrontar los difíciles retos de la transición a la democracia, a los que la Constitución de 1978 dio cumplida respuesta.