La Iglesia de Jesucristo es humana y espiritual; compuesta por hombres, su Cabeza está en el cielo y su alma no es otra que el Espíritu divino. Nuestro Señor dio a sus Apóstoles la potestad de dictar normas temporales y espirituales que condujesen a los cristianos por el camino de la bienaventuranza: "Nos ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros..." (Act.15,28). El conjunto de normas jurídicas dictadas por la Iglesia recibe el nombre de Dereccho Canónico.