La postpandemia nos ha situado en un escenario confuso que quizá no es más que la normalización de unas formas (bio)políticas y discursivas que han refinado la barbarie. Con la intención de remediar la angustia que provocan la vacilación y el descrédito de las esencias, Josep M. Català propone un mapa rugoso, complejo y matizado de la realidad.