En 476, Odoacro, rey godo que dominaba Italia, depuso al último emperador romano y envió las insignias imperiales a Constantinopla, en gesto simbólico de conclusión de una época. A partir de estos hechos conocidos, el argumento presenta al desposeído César, apenas un adolescente, huyendo de la vigilancia de los germanos con unos pocos fieles, para llegar a Inglaterra, donde dirigirá la resistencia de los anglorromanos contra los invasores sajones