Cuando Mark Twain publicó Las aventuras de Tom Sawyer, William Dean Howells, entonces gran gurú del mundo literario norteamericano, le escribió felicitándole por "esa gran novela". Twain le respondió que para lo que realmente le había servido era para esbozar la novela Las aventuras de Huckleberry Finn. Con Huck Finn la literatura norteamericana, como expuso Hemingway, alcanzó una madurez que llevaba buscando desde comienzos de siglo. También encontró Twain el pulso narrativo que caracterizaría obras posteriores, como El forastero misterioso.