En 1970, en un pueblo del sur norteamericano, una joven viuda es violada y asesinada delante de sus dos hijos pequeños. El asesino, miembro de una familia dedicada a los más turbios negocios, es condenado a cadena perpetua, y amenaza de muerte a los miembros del jurado. La novela entrelaza un problema judicial y una crónica de costumbres, descritos con sobriedad de recursos. Se cuidan ante todo la ambientación y el perfil de los personajes, representativos de una forma de vida llamada a desaparecer.