Hace diez años se estrenaban las películas "Azul, Blanco y Rojo" tras recibir los principales galardones en el mundo del cine. Su director, Krzysztof Kieslowski, saltó entonces al primer plano del escaparate cinematográfico y fue considerado como digno heredero de Bergman o Tarkovski.. Paradójicamente, en ese mismo momento abandonó el cine porque "ya había dicho todo lo que tenía que decir" con sus películas. Pocos le creyeron, pero todos nos sobrecogimos cuando pocos meses después, en 1996, moría de un infarto.