Azul. Blanco, Rojo

Hace diez años se estrenaban las películas "Azul, Blanco y Rojo" tras recibir los principales galardones en el mundo del cine. Su director, Krzysztof Kieslowski, saltó entonces al primer plano del escaparate cinematográfico y fue considerado como digno heredero de Bergman o Tarkovski.. Paradójicamente, en ese mismo momento abandonó el cine porque "ya había dicho todo lo que tenía que decir" con sus películas. Pocos le creyeron, pero todos nos sobrecogimos cuando pocos meses después, en 1996, moría de un infarto.

El autor ahonda fundamentalmente en su búsqueda de la libertad y el amor, buscando su génesis en las propias experiencias vitales del cineasta, dejando claro su lucha por encontrar un sentido a la vida, y el respeto que Kieslowski tenía hacia el espectador:

Espíritu sensible e inquieto ante los problemas del hombre contemporáneo, buscador de la libertad interior y de la verdad, explorador de nuevas formas de expresión cinematográfica. Nunca se dejó manipular ni se conformó con las respuestas que ideologías o poderes establecidos le proporcionaban; confió en el hombre y le concedió el beneplácito de su conciencia para decidir su destino. Hizo un cine rico en contenidos y respetuoso con el espectador, al que invitaba a reflexionar sobre las cuestiones esenciales de la vida, a recorrer su propio camino, a salir al encuentro del amor.

Libro que anima a volver a ver unas películas llenas de fuerza expresiva y de amor por la vida, donde el sentimiento y la razón van de la mano y tratan de dar una explicación a realidades presentes en la vida del espectador.