Al iniciar la obra, Boecio se lamenta de su mala fortuna y se queja de la injusticia que está viviendo, de que su vida ha prácticamente acabado y de que su desesperación e impotencia son enormes. Pero pronto se le aparece la Filosofia, encarnada en una sabia mujer, que se dispone a hablar con él con tal de hacerle reflexionar y entender que está equivocado.