Valoramos la lealtad de nuestra pareja, y la de nuestros amigos y colegas, pero a veces esa actitud plantea cuestiones difíciles. ¿Dónde se encuentra el límite? ¿Debemos ser leales a la patria, como lo somos a nuestros amigos y familiares? ¿Hay exigencias de la lealtad que pueden colisionar con las de la moral?