Nacido en Scarborough (Inglaterra), Laughton fue durante su infancia torpe, gordo y sensible. Compensó sus limitaciones dedicándose a la declamación. Quería ser actor e ingresó en la Real Academia de Arte Dramático de Londres. En lo sucesivo su vida será una lucha entre sus aspiraciones dramáticas y los deseos de la industria del cine que ve en él a un actor secundario, ideal para representar mendigos, delincuentes o cualquier otro carácter extremo.