Mauricio Wiesenthal se presenta a sí mismo como un bohemio y humanista, que en su juventud viajó por Europa y América. Cantaba en los cafés y también a aquellas mujeres a las que llegó a amar.
En Francia se hace consciente de la crisis de valores que experimenta la sociedad al abrazar el racionalismo materialista, que él ve representado por Sartre. Critica a los que se autodenominan progresistas y se atreven a condenar su fe y sus ideales, éticos y estéticos. Como ejemplo de estos últimos pone a Albert Camus.