Susan Gaylord siente una pasión artística a la que no puede ni quiere renunciar. Su primer esposo Mark y el segundo Blake, siendo muy distintos entre sí, ven un obstáculo para el matrimonio en la afición de Susan por la escultura. Para Mark lo lógico es que su esposa se quedara en casa, en tanto que Blake la ve como un objeto hermoso para lucir. Pese a su interés por compatibilizarlo todo Susan fracasa en sus dos matrimonios.