En El librero de Selinunte, la milenaria y hermosa ciudad de Sicilia sirve de escenario para una fábula sobre el valor de los libros —y de los libreros— y sobre el valor de la palabra. Los protagonistas de la historia son un muchacho de 13 años, que es además el narrador, y un extraño librero, solitario, sabio y sublime pero unánimemente ignorado y vilipendiado. Nadie compra sus libros y, sin apenas ningún eco, él se dedica a leerlos en voz alta, como en un desesperado canto a todo lo valioso que hay en esta vida y que contienen los libros...