Pedro, protagonista de La sombra del ciprés es alargada, es huérfano desde su niñez. A instancias de su tío y tutor viene a parar para su educación al hogar sombrío de don Mateo Lemes, en la austera y recoleta ciudad de Ávila. Preceptor esforzado pero pésimo pedagogo, don Mateo educará al muchacho en la creencia de que para ser feliz, o al menos para no ser desgraciado, hay que evitar toda relación con el mundo, toda emoción o todo afecto. Sólo la vitalidad y juventud del protagonista podrán, años después, ayudarle a superar el pesimismo inculcado.