No ha sido infrecuente la generalización de los regates teológicos que han tenido amplia aceptación e implantación en la vida pastoral de la Iglesia. Muchos de ellos se han convertido en verdades, más prácticas que teóricas, que se han asumido acríticamente y que han crecido como la espuma. La comprensión cristológica no ha escapado de esta espiral del silencio sobre lo esencial sobre Cristo.