«La actual fase de construcción de una cierta unidad de Europa, cuando sea vista con la suficiente perspectiva, aparecerá como un momento más de una larga y tormentosa historia. Pero si algo destaca actualmente por encima de todo, es que la prosperidad económica y los avances sociales y políticos coexisten con una progresiva anemia espiritual.
No siempre ha sido así. Es más: casi nunca ha sido así. (...) No es inútil, por eso, recorrer, aunque sea de forma breve, la historia de la cultura europea, porque muchas potencialidades siguen latentes.