1950. Un día en un campo de concentración soviético, un lugar donde se vive "a ras del suelo" y "los reclusos no tienen por qué tener relojes: los guardianes saben la hora, y con esto basta"; donde "ni siquiera en sus ideas gozan los reclusos de libertad. Siempre vuelven a lo mismo y no cesan de rumiar: ¿descubrirán la ración que he escondido en mi colchón?, ¿me darán de baja esta noche en la enfermería?..."