Istvansch construye cuentos con papeles, cartulinas, fotografías, unas tijeras y alguno que otro plegado. Son libros creativos llenos de humor. Quizás lo que menos importa en ellos sea la historia, pues lo que verdaderamente nos fascina es el modo como construye los personajes, crea las escenografías y juega con la composición. En algunas ocasiones la imprenta no consigue ser fiel a los originales y desaparecen las texturas y ese trazo que sugiere la superposición de papeles.