Entre ciencia y teología no existe una relación de cooperación; tampoco de conflicto. Sin embargo, su interpretación tiene valor al descubrirse como maneras complementarias de entender la realidad total y en especial la realidad humana. En el hombre, el microcosmos de los antiguos, encontramos todos los niveles de actividad: física, química, biológica y espiritual. Esto hace que no sea posible comprender plenamente la realidad humana bajo modelos reduccionistas. Hemos de abordarla en su totalidad, en su maravillosa complejidad. En todos los niveles.