El autor señala que la razón por la que han fracasado muchos de los planes de acceso a la propiedad, ha sido el desconocimiento de esta realidad. La nueva legalidad ha de arraigar en el contrato social que de hecho existe, pues cuando hay acceso a un mecanismo ordenado para instalarse sobre un terreno o en un negocio, que se encuentra reflejado en el contrato social, la gente toma la vía legal y sólo una minoría, como en cualquier parte, insiste en la propiedad extralegal. Hay pues un trabajo que le corresponde hacer a los abogados y otro a los políticos.