Parece que la paz se ha instalado por fin en las tierras de Prydain, y Taran, el aprendiz de porquero, regresa a Caer Dallben. En su agitado corazón solo existe un deseo: reencontrarse con la princesa Eilonwy.
Mientras tanto, en un claro del bosque. el príncipe Gwydion y Flewdur Flam son engañados por la magia de Arawn, el señor de la Muerte. El desastre se ha consumado, y la peor pesadilla de los habitantes de Prydain se ha convertido en realidad: los cazadores de Annuvin se han apoderado de Dyrnwyn, la espada negra.