A finales de los cincuenta, el Opus Dei impulsó el comienzo de la labor apostólica en África. Olga Marlin y otras jóvenes fueron a Kenia para iniciar el primer proyecto educativo para chicas de todos los credos y razas. Con estilo cálido y cercano, la autora cuenta cómo la fe en su misión se mantuvo a pesar de los obstáculos, y dio fruto: "Cuando llegué a África, vine con un sueño que se ha hecho realidad: gente de toda clase y condición considera su trabajo como medio de acercarse a Dios y de servir a los demás".