En el año 532 a. C., el rey persa Cambises envió un ejército de cincuenta mil hombres a través del desierto occidental de Egipto para destruir el oráculo de Amor en el oasis de Siwa. A medio camino fueron alcanzados y sepultados por una tormenta de arena. Nunca más se supo de ellos. Y dos mil quinientos años después, el inspector egipcio Yusuf Jalifa investiga la aparición de un cadáver mutilado en las orillas del Nilo, en Luxor: el de un pobre albañil que traficaba con antigüedades.