Cristo tiene siempre algo que decirnos, a cada uno en particular, personalmente: en el Evangelio, en la doctrina de la Iglesia, en la liturgia? Y, en otro orden de cosas, también hemos de saber entender el lenguaje de Dios que nos habla a través de acontecimientos y personas que nos rodean. El lector se siente ayudado a conversar con Dios de la vida misma: de sus situaciones reales cotidianas, de sus penas y afanes concretos.