Mario está a punto de cumplir quince años y nunca se ha enamorado. Huérfano de padre y madre, vive con su tío, un hombre arisco y extremadamente ahorrador que no pega ojo por las noches porque está convencido, y con razón, de que Mario aprovecha sus despistes para robarle unas monedas del bolsillo. Su vida transcurre entre el colegio, su panda de amigos, los deberes de latín y, muy de vez en cuando, algún cigarrillo clandestino. Pero su mundo infantil se verá reducido a cenizas cuando, aun a regañadientes, se haga amigo de Giorgio, el hijo del ricachón del pueblo, arrogante y antipático.