CampoGrande

Miguel, un bróker dinámico y afortunado, consigue la confianza del jefe, debido a su intuición y también a una serie de golpes de buena suerte. Miguel está casado con Giulia y tienen tres hijos que apenas ven a su padre. Es Giulia quien se encarga de la casa y de los niños. También es periodista FreeLancer. Perdió su trabajo al quedarse embarazada de su tercer hijo. Así que ahora escribe artículos para la prensa digital.

La novela se desarrolla en Roma. El amor de Miguel y Guilia encuentra así un marco insuperable para su amor. El autor sabe desplazarse por la ciudad eterna, mostrando al lector los encuadres perfectos al tono de lo que narra. Giula se casó enamorada de Miguel. Y Miguel soñó y alcanzó el amor de Giulia. A lo largo de esta novela, el lector tiene acceso a las páginas de un diario que Giulia había escrito en su juventud, en el instituto, cuando conoció a Miguel. De esta suerte, el autor muestra al lector el pasado y el presente de su relación afectiva.

Hoy, para Guilia, esa fascinación parece haber desaparecido, y en su lugar está el cansancio y la soledad de criar ella sola a los niños y el enfado por las repetidas ausencias del hogar de su esposo.

Miguel, por su lado, siente el fastidio de volver a casa, después de las largas jornadas de tensión, y encontrar a una Giulia enfadada que le echa en cara su escasa contribución a la convivencia familiar.

 En el trabajo, Miguel tiene un compañero cuya vida de soltero loco parece atraerle por su libertad y su independencia afectiva. No obstante, el compañero puntualiza en repetidas ocasiones, que quien en realidad tiene suerte es Miguel, que invierte “en valores seguros y a largo término”. Su compañero admite que envidia el matrimonio de Miguel.

La vida turbulenta de triunfos en bolsa lleva a Miguel a creerse superior y, como tal, admite los coqueteos de Carla, la hija del cliente más poderoso económicamente hablando. Queda con ella para aclarar dudas de inversión durante la cena y ella se le insinúa proponiéndole un viaje a Amsterdam.

Este momento de la relación de Miguel con la hija de su mejor cliente coincide con el retorno a Roma de un antiguo compañero del instituto, Leo. Los recuerdos que tanto Miguel como Giulia tienen de Leo no son muy afortunados. De hecho, Leo llegó a proponerle a Giulia una relación cuando Giulia y Miguel habían ya comenzado la suya. Posteriormente Leo se vio mezclado en un asunto de violencia con otra chica y al terminar el instituto se fue a los EEUU a trabajar. Así que ahora regresa a Roma dispuesto a retomar su vida social donde la dejó. Viene como jefe de una compañía inversora americana que pretende abrir mercado en Europa.

El lector conoce la relación previa que Leo y Carla a través de los mensajes que ambos se intercambian.

Giulia recibe mensajes desde un número de teléfono sin identificar en los que descubre que su marido está a punto de realizar un viaje a Amsterdam, no precisamente de negocios. En el mensaje se la invita a comprobarlo en el aeropuerto de Fuimicino, antes de que salga el avión. Giulia decide acudir al aeropuerto y, con las prisas, sufre un accidente de tráfico.

La primera noticia que Miguel recibe al llegar a Amsterdam con Carla, es la del accidente de su esposa, Giulia. Regresa a Roma y toma conciencia de lo que ha estado a punto de hacer. Se centra en ayudar a Giulia a recuperarse y en atender a sus hijos. Pero Carla reclama de Miguel la continuación de lo que ella creía que ya había comenzado.

Ante el rechazo de Miguel, Carla exige, como inversora principal, el despido de Miguel. Y Miguel se ve en la calle. La relación entre Miguel y Giulia mejora. Ahora ambos se muestran afectuosos y entregados.

Otros personajes secundarios pero no menos importantes son el matrimonio de Erik con Valeria, la hermana de Giulia y la compañera periodista de Giulia, Jennifer Thomas.

Erik es el confidente sensato que ayuda a Miguel, que le anima a no tirar su matrimonio por la borda por una relación con una mujer caprichosa.

Jennifer Thomas interviene, a pesar suyo, en una trama o trampa preparada por Leo, cuya finalidad es romper el matrimonio de Miguel y Giulia, y quedarse con Giulia como siempre había deseado.

Una novela cuyo trama y drama se elabora sobre los afectos de un hombre y un mujer que quieren continuar amándose pese a todo.

La vida misma. Por desgracia, las problemáticas que surgen en esta magnífica novela, son frecuentes. La fragilidad de la vida familiar se hace patente, situándola en contraste con lo maravillosa que puede ser la fidelidad matrimonial, con la consiguiente tarea de formación de los hijos. Todos los personajes son creíbles, son personas que conviven con nosotros. Y las problemáticas son las debilidades que pueden aparecer en cualquier momento, ocasionadas por la frivolidad del ambiente, por la inmoralidad de algunas de las personas con las que nos cruzamos. La carga dramática de esta historia ayuda a pensar, a sopesar, lo que vale y lo que no merece la pena.

Muy bien escrita, la historia engancha, el lector se encariña con los personajes y, al presagiar las desgracias, se le encoge el corazón. 

Interesante debut literario del gijonés Luis Fernández Vaciero, director de la Oficina de Información del Opus Dei en Castilla y León. «Será porque te amo», de la Editorial Camelot, es el título de su primer libro, muy actual, en el que aúpa lo femenino y desemascara la impostura de la vida.

Una novela repleta de intrigas, conspiraciones e investigaciones periodísticas con la ética de la profesión en juego, y en la que a lo largo de sus 325 páginas habla también del amor y el desamor, de la búsqueda de la felicidad o del valor de la amistad. Una obra ambientada en una Roma «maravillosa pero caótica por el tráfico, la falta de limpieza en las calles o cuando llueve», según cuenta a LA RAZÓN el propio autor, doctor por la Pontificia Univesità della Santa Croce, que la conoce bien.

de La Razón.es